Síndrome de Brugada (SBr)
Es un síndrome clínico-electrocardiográfico, de transmisión autosómica dominante, penetrancia incompleta, con predominio en varones, caracterizado por una elevación persistente del segmento ST (≥ 2 mm) en las derivaciones precordiales derechas (V1-V3), con o sin bloqueo completo de rama derecha, que aparece en pacientes sin cardiopatía estructural (Brugada et al., 1992, 2002; Antzelevitch et al., 2005). Aún cuando se describió originalmente como una canalopatía en la que no hay defectos estructurales cardíacos, diferentes estudios han señalado anomalías cardíacas estructurales microscópicas en los corazones de pacientes con SBr que conducen a un enlentecimiento de la conducción cardíaca.
Su prevalencia se estima en 1-5/10.000 habitantes, aunque posiblemente sea muy superior, ya que muchos pacientes están asintomáticos (Mizusawa y Wilde, 2012). El SBr tipo 1 se presenta con mayor frecuencia en varones de origen asiático (japoneses 0.15–0.27%, filipinos 0.18%, japoneses de los Estados Unidos 0.15%) que en europeos (0%–0.017%) o norteamericanos (0.005–0.1%) (Antzelevitch et al., 2005, 2016). De hecho, en los varones jóvenes con corazones normales de algunos países del sudeste asiático el SBr es la segunda causa de muerte, sólo superada por los accidentes de tráfico (Veerakul y Nademanee, 2012). Sin embargo, desconocemos cómo el género modula la manifestación de la enfermedad (Wilde et al, 2002;.. Antzelevitch et al, 2005). En individuos pre-púberes no hay diferencias significativas de género en los valores del intervalo ST en las derivaciones V2 y V5, pero sí aparecen tras la pubertad en los varones (Ezaki et al., 2010). La terapia de deprivación de andrógenos reduce significativamente los niveles del ST en V2 y V5 en los varones, que ahora se asemejan a los de las mujeres de la misma edad, lo que sugiere que la testosterona modularía las corrientes iónicas que determinan la fase 1 temprana de la repolarización epicárdica ventricular. El efecto de los estrógenos (que reducen la amplitud de la Ito e inhiben el tráfico de los canales Kv4.3 y su expresión en la membrana) y las diferencias en la expresión y la densidad de la Ito entre ambos sexos (la densidad de la Ito es mayor en el epicardio en varones que en mujeres) también puede explicar el predominio de fenotipo del SBr en los varones (Di Diego et al., 2002).
La BrS es un trastorno genético autosómico dominante con una penetrancia incompleta ya menudo baja y un predominio masculino importante. Una hipótesis atractiva para explicar la penetrancia incompleta del SBr es la existencia de modificadores genéticos que pueden ser variantes comunes en SCN5A u otros genes. El SBr es genéticamente heterogéneo, asociado a mutaciones en diversos genes que conducen a: 1) una pérdida de función de las corrientes despolarizantes INa e ICa, y 2) una ganancia de función de las corrientes repolarizantes Ito o IKATP y 3) una reducción de la If (Juang y Horie, 2016) (Tabla). Por tanto, el SBr es el resultado de un desequilibrio entre corrientes que favorecen la repolarización sobre la despolarización.
En conclusión, se han identificado más de 25 genes de susceptibilidad en pacientes con SBr y es probable que la heterogeneidad genética sea aún mayor, ya que la detección de mutaciones en los genes conocidos permite identificar una mutación en tan solo ~ 25–30% de los pacientes clínicamente afectados, lo que indica que 65–70 % de pacientes con BrS permanecen sin resolver genéticamente. Como consecuencia, el valor de las pruebas genéticas para fines de diagnóstico es limitado y no hay evidencia de que los resultados de éstas influyan en el manejo clínico o la estratificación del riesgo en BrS (Priori et al., 2012). Debido a la baja prevalencia de mutaciones no relacionadas con el gen SCN5A, se ha sugerido que es razonable realizar inicialmente en la mayoría de los pacientes un estudio genético para detectar mutaciones de SCN5A, realizando el estudio adicional de otros genes menores solo en circunstancias especiales y no se recomienda realizar tests genéticas en el ausencia de un ECG de diagnóstico (Ackerman et al., 2011). Además, la interpretación cuidadosa de las variantes identificadas es extremadamente importante para los pacientes con SBr o los miembros de la familia, especialmente para los probandos individuales o para las familias pequeñas. Algunos de los genes identificados solo han magnificado los problemas de interpretación al incrementar el "ruido genético" de fondo. Por tanto, es muy importante los resultados de las pruebas genéticas como estrictamente probabilísticos, en lugar de binarios/deterministas, por naturaleza. Una gran cantidad de variantes permanecen en el "purgatorio genético", y este número seguirá aumentando según la secuenciación del genoma/exoma se utilicen con mayor frecuencia. Se debe tener cuidado al interpretar las variaciones genéticas en estos otros genes menores porque las variantes de codificación raras se observan en una medida similar tanto en los casos como en los controles.
Las bases del SBr son desconocidas, existiendo un debate acerca de si en el SBr existe: 1) un trastorno de la repolarización asociado a un aumento en la dispersión transmural en la morfología del PA del ventrículo derecho que conduce a una pérdida de la morfología pico-cúpula a nivel del epicardio del ventrículo derecho que crearía la base para la aparición de arritmias por reentrada. 2) Un trastorno de la despolarización y de la velocidad de conducción en el ventrículo derecho (VD). Si estas dos hipótesis se excluyen mutuamente o si todos los casos de BrS se originan por el mismo mecanismo fisiopatológico, aún no está claro.
Figura 1 Una explicación alternativa del patrón electrocardiográfico del SBr es la hipótesis de despolarización que sugiere que existe un retraso de la conducción en el RVOT secundario a anomalías estructurales (p. ej., inflamación, hipertrofia, vacuolación, apoptosis de cardiomiocitos, infiltración fibrofatty y fibrosis) y una menor expresión de la connexina (Cx) 43 que crea las condiciones óptimas para la reentrada (Nagase et al., 2002, Postema et al 2008; Wilde et al., 2010; Elizari et al., 2007). Se ha observado un retraso significativo en la conducción regional, una reducción en el gradiente de activación, la presencia de electrogramas fraccionados y formación de líneas de bloqueo de conducción funcional en la pared libre anterolateral del RVOT en comparación con el resto y el apex del VD en los pacientes con SBr (Lambiase et al., 2009; Coronel et al., 2005; Postema et al., 2010). Además, Nademanedee et al (2011) encontraron en pacientes con un patrón de Brugada tipo 1 y episodios de TV/FV la presencia de potenciales tardíos de baja amplitud, duración prolongada y fraccionados que se localizaban exclusivamente en la pared anterior del epicardio RVOT. Estos resultados confirman la presencia de un retraso de la despolarización a este nivel que facilitaría el desarrollo de los circuitos de reentrada epicárdica que se agravaría con la reducción del INa. El retraso en la conducción en el RVOT produce un gradiente eléctrico desde el RV más positivo al RVOT, lo que lleva a una elevación del ST en las derivaciones precordiales derechas y, a medida que el RVOT se despolariza más tarde (durante la repolarización del RV), este gradiente se invierte y la corriente neta fluye desde el RVOT hacia el RV, lo que resulta en una onda T negativa en las mismas derivaciones precordiales derechas (Meregalli et al., 2005). Este mecanismo ha ganado apoyo al observarse que la ablación epicárdica del RVOT suprime el fenotipo del SBr. Sin embargo, el comportamiento típico en los pacientes con SBr al incrementar la frecuencia de estimulación era una disminución de la elevación del segmento ST, una respuesta opuesta a la esperada en presencia de una conducción discontinua que sugería que el deterioro de la conducción no era la causa principal del ECG de BrS (Zhang et al., 2015). De hecho, estos autores demostraron que ambos mecanismos, conducción lenta discontínua y dispersión de la repolarización estabn presentes en el RVOT de los pacientes con SBr y que el retraso de la conducción no se limitaba exclusivamente al RVOT. Por lo tanto, es posible que algunos de estos cambios puedan ser el resultado, en lugar de la causa del sustrato BrS, que puede crear un estado similar a la hibernación debido a la pérdida de contractilidad en el RVOT secundario a la pérdida del domo AP. Se ha propuesto que los cambios iónicos responsables de SBr (es decir, la pérdida de la función INa e ICa y la ganancia de función de la Ito) pueden alterar la morfología AP para reducir la seguridad de la conducción en las uniones de alta resistencia, como las regiones donde existe una fibrosis extensa (Hoogendijk et al., 2010).
Son muy variables, desde pacientes asintomáticos a aquellos en los que la primera manifestación es una SCD (Antzelevitch et al., 2005,2006). Las manifestaciones clínicas más comunes son el síncope y las convulsiones, respiración agónica o la MSC producida por episodios de FV no sostenida que ocurren por lo general durante el sueño o en reposo. La función sinusal es normal, aunque taquicardias supraventriculares, en particular, la fibrilación auricular (FA), están presentes en el 20-30% de los pacientes y, de hecho, la FA puede ser la primera manifestación de un SBr (Kusano et al., 2008). El bloqueo AV y los retrasos de conducción intraventricular (intervalo HV de 60-75 ms) también son parte del fenotipo del SBr (Smits et al., 2002) y un alto porcentaje de los pacientes presentan una TV (o FV) inducible durante la estimulación ventricular programada. En los estudios electrofisiológicos se observa con frecuencia bloqueos AV y retrasos de la conducción intraventricular (intervalo H-V 60-75 ms), que explica la ligera prolongación del intervalo PR y la morfología de bloqueo de rama derecha y hemibloqueo anterior izquierdo en el ECG. Sin embargo, los parámetros hemodinámicos son normales.
El ECG es muy variable a lo largo del tiempo incluso en un mismo paciente e incluso puede ser transitoriamente normal. Están los pacientes asintomáticos en quienes el electrocardiograma típico del síndrome se encuentra por casualidad durante un examen rutinario o durante un estudio a causa de la MSC de un familiar con SBr. En el otro extremo están los pacientes sintomáticos que han sido diagnosticados de síncope de causa desconocida o síncope vaso-vagal o de una FV idiopática, o aquellos en los que la administración de fármacos antiarrítmicos del grupo I desenmascara un patrón ECG oculto (Figura 1).
Figura 2
Es posible que los patrones electrocardiográficos difieran también según la mutación y que las variaciones observadas con el tiempo estén relacionados con cambios en el tono autonómico, la temperatura corporal o la frecuencia cardiaca (Benito et al, 2008; Mizusawa et al, 2012). La estimulación adrenérgica (isoproterenol), el ejercicio y el aumento de la frecuencia cardíaca disminuyen la elevación del segmento ST; de hecho, algunos pacientes con "tormentas de FV" pueden ser tratados eficazmente con una infusión i.v. de isoproterenol (Tanaka et al., 2001). Por el contrario, el ECG de Brugada a menudo es oculto y puede desenmascararse por fármacos y maniobras que aumenten el tono vagal, agonistas -adrenérgicos, bloqueantes β-adrenérgicos, fármacos antiarrítmicos del grupo I, antidepresivos tricíclicos o tetracíclicos, hiperpotasemia, hipopotasemia, hipercalcemia, alcohol, cocaína, comidas pesadas, estados febriles, bradicardia (Brugada et al., 2000; Veerakul y Nademanee, 2012). La lista de los fármacos que pueden desenmascarar el ECG de Brugada y que se deben evitar los pacientes con SBr se puede consultar en www. brugadadrugs.org (see Table).
La muerte súbita en pacientes con BrS generalmente ocurre durante el sueño o durante un bajo nivel de actividad física, lo que sugiere que las variaciones de la frecuencia cardíaca, el equilibrio simprovagagal, las hormonas y otros factores metabólicos pueden contribuir a este patrón circadiano. Es plausible que por la noche, durante el sueño, cuando el tono vagal suele aumentar y disminuye la actividad simpática, el sustrato es más susceptible a la arritmogénesis. Sin embargo, se necesitan más estudios para definir y comprender claramente la compleja interacción entre el sistema nervioso autónomo y los mecanismos arrítmicos de la EB. Según las guías de 2015 de la Sociedad Española de Cardiología para el tratamiento de pacientes con arritmias ventriculares y la prevención de la SCD (Priori et al., 2015), el diagnóstico del SBr se basa en la historia clínica y en la identificación del patrón tipo 1 en el ECG (sin o tras la administración de un bloqueantes de los canales de Na+) y la presencia de uno de los siguientes criterios: 1) historia de episodios de TV/FV espontáneos o de MSC abortada; 2) historia familiar de MSC; 3) una historia familiar de un patrón tipo 1 en el ECG y 4) la presencia de síntomas relacionados con TV/FV: síncope, convulsiones o respiración agónica durante el sueño. En cualquier caso, es necesario descartar otras enfermedades que producen una elevación del segmento ST del ECG (isquemia, miocarditis, hipercalemia, hipercalcemia, displasia ventricular arritmogénica o embolismo pulmonar.
Cuando el ECG es menos característico y en pacientes con un ECG normal es posible desenmascarar la elevación característica del segmento ST (patrón tipo I) en las derivaciones precordiales derechas tras la administración i.v. de fármacos que bloquean los canales de Na+ (ajmaline, flecainida, pilsicainida, procainamida) (Wilde et al., 2002; Atzelevitch et al., 2016). Estos fármacos producen un retraso adicional de conducción en el TSVD e inducen un gradiente transmural al acortar el PA más en las células epicárdicas que en las endocárdicas, lo que contribuye a la aparición de un patrón de tipo 1 en el ECG (Maregalli et al., 2005). Esta es la razón por la que se recomienda realiar un test de ajmalina en todos los pacientes con síncope de causa inexplicada o FV idiopática para excluir la presencia de un SBr. La infusión de estos fármacos debe terminar si el ensanchamiento del complejo QRS es ≥130% sobre la basal.
Aunque hasta el momento no existe un consenso sobre la estratificación de riesgo de pacientes con SBr, un episodio previo de MSC y el síncope son marcadores de alto riesgo para presentar arritmias ventriculares. La tasa de recurrencia de las arritmias ventriculares en pacientes con MSC abortada y SBr es del 17-62% a los 48-84 meses de seguimiento y la tasa de recurrencia de las arritmias ventriculares en pacientes con síncope y SBr del 19.6% a 24-39 meses seguimiento (Brugada et al, 2002, 2003; Priori et al, 2002; Zipes et al, 2006; Probst et al, 2010; Berne y Brugada et, 2012). Igualmente, los pacientes con síncope recurrente, respiración agónica durante el sueño o convulsiones de causa desconocida en presencia espontánea de un patrón ECG tipo 1 identifica a los sujetos con mayor riesgo de SCD. Sin embargo, cuando el tipo 1 ECG se desencadena a través de un test farmacológico, pero no está presente de forma espontánea, el riesgo arrítmico es menor. Por tanto, el reto es identificar y estratificar mejor el riesgo arrítmico en este grupo de pacientes, para poder seleccionbar aquéllos que deberían recibir un DAI. El valor de la estimulación eléctrica programada es muy debatido y no disponemos de datos prospectivos concluyentes (Priori et al., 2002; Brugada et al. 2002,2003; Probst et al., 2010); una historia familiar de MSC y/o la presencia de una mutación genética no influye en el riesgo arritmogénico. El síndrome de Brugada es extremadamente maligno. En los pacientes que sufren de síncope y en los pacientes recuperados de una casi MSC la incidencia de un nuevo episodio de FV es muy alta. El pronóstico de los pacientes asintomáticos es igualmente malo, ya que hasta un 10% de aquellos pacientes en los el síndrome se diagnosticó en un ECG de rutina presentará un episodio de FV en los dos años siguientes al diagnóstico. La educación y los cambios de estilo de vida para la prevención de las arritmias son críticos en pacientes con SBr (Priori et al., 2015). Se debe enseñar a todos los pacientes con un ECG de Brugada a tratar agresivamente cualquier episodio de fiebre y a evitar fármacos que producen el síndrome (http://www.brugadadrugs.org).
2. Estimulación cardiaca. Debido a que los episodios arrítmicos y la MSC en el SBr ocurren generalmente durante el sueño o en reposo y están asociados con ritmos cardíacos lentos podría existir un papel terapéutico potencial para la implantación de un marcapaso cardíaco (van den Berg et al., 2001). Algunos estudios sugieren que el valor predictivo de los estudios electrofisiológicos puede mejorarse limitando el protocolo de estimulación eléctrica a 2 extrastímulos (Sroubeck et al., 2016), pero esta observación no es apoyada por otros (Priori et al., 2012). Recientemente, Mazzanti et al (2019) estudiaron 53 pacientes que fueron tratados con quinidina (439 ± 115 mg/dia) durante 5 años, observandpo que a estas bajas dosis la quinidina reducía la incidencia de arritmias que ponían en peligro la vida del paciente en un 26%. Sin embargo, durante el tratamiento con quinidina un 15% de los pacientes desarrollaron este tipo de eventos. Lo interesante es que la discontinuación del tratamiento a estas dosis de quinidina era muy inferior con respecto al uso de dosis plenas de quinidina (6% vs 26%).
La aparición de FV espontáneas en pacientes con SBr se relaciona a menudo con aumentos en el tono vagal y responden a un aumento del tono simpático. De hecho, la infusión i.v. de isoproterenol (0.1 to 1-3 μg/min), que aumenta la corriente de entrada de Ca2+ (ICa) y restaura la morfología de los potenciales de acción epicárdicos y reduce la dispersión transmural de la repolarización, se ha utilizado con éxito para controlar las tormentas arrítmicas y para suprimir la inducción de TV/FV tras estimulación programada, particularmente en niños (Class IIa)(Maury et al., 2004, 2005; Suzuki et al. 2000; Tanaka et al., 2001; Mok et al., 2004; Belhassen et al., 2002; Shimizu et al., 2001; Watanabe et al., 2006; Antzelevitch y Fish, 2006; Ohgo et al., 2007; Pellegrino et al., 2013; Priori et al., 2013).
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